*Trump sugirió imponer nuevos controles aduaneros y reforzar la inspección en los cruces fronterizos, lo que resultaría en mayores tiempos de espera y costos logísticos para las empresas mexicanas que dependen del comercio transfronterizo
*Fundamental mantener un enfoque estratégico en la industria automotriz y logística de México, reforzando su infraestructura y sus relaciones comerciales para mantenerse como un socio estratégico de Estados Unidos
Es bien sabida la desafiante estrategia de gobierno del Presidente Electo de Estados Unidos, Donald Trump. El mandatario se caracteriza por un intenso nacionalismo, propuestas agresivas y una gran presión hacia otras naciones para llegar a acuerdos que beneficien al Vecino del Norte. Tal es el caso de la renegociación del T-MEC que está próximo a revisarse para 2026, el cual, de ser modificado, afectaría enormemente en diversas áreas de la economía nacional, no exento de ello el sector automotor.
El intercambio de mercancías entre México y Estados Unidos es un pilar fundamental para el comercio bilateral, por ejemplo, este sumó 559 mil 800 millones de dólares entre enero y agosto de 2024, lo que representó un crecimiento de 5.2% respecto al mismo período del año anterior. Sin embargo, las políticas restrictivas que podrían resurgir durante el segundo mandato de Trump amenazan con complicar el flujo de mercancías a través de la frontera.
Durante su campaña, Trump sugirió imponer nuevos controles aduaneros y reforzar la inspección en los cruces fronterizos, lo que resultaría en mayores tiempos de espera y costos logísticos para las empresas mexicanas que dependen del comercio transfronterizo. La implementación de tarifas y controles más estrictos en la frontera podría obstaculizar el crecimiento del comercio y poner en riesgo la estabilidad de miles de empleos en la región norte de México, que depende en gran medida de la actividad manufacturera orientada a la exportación.
La industria global debe prepararse para un período de mayor volatilidad. Las empresas logísticas y de comercio ñexterior tendrán que mantenerse flexibles y proactivas, explorando nuevas maneras de asegurar la continuidad de sus operaciones en medio de posibles barreras arancelarias y tensiones geopolíticas. “El gran ganador de la elección de Trump será el transporte por carretera y otros servicios logísticos nacionales en Estados Unidos, mientras que los probables perdedores serán los transportes internacionales, los servicios aéreos y los transportistas de mercancías”, admitió Jhon Manners-Bell, CEO de Transport Intelligence, anticipó que antes de que se impongan los nuevos aranceles habrá un aumento significativo en las importaciones para evitar costos adicionales, lo cual podría llevar a un alza temporal en las tarifas de transporte marítimo.
La posible intensificación de la guerra comercial con China presenta tanto retos como oportunidades para los países de América Latina. Por un lado, si China decide diversificar sus fuentes de importación de materias primas y productos intermedios, esto podría abrir nuevas puertas a los exportadores latinoamericanos. Sin embargo, los países que dependen de insumos y productos importados de Estados Unidos o de la economía china podrían enfrentar problemas de abastecimiento y alzas de precios. China, por su parte, podría responder a estas políticas con medidas de represalia, fortaleciendo sus lazos comerciales con otros países y promoviendo la autosuficiencia en sectores clave como la tecnología y la industria manufacturera.
Cómo responderá México ante todos los cambios que se avecinan
En el caso de México, el fortalecimiento de alianzas comerciales con otras naciones será crucial para mitigar el impacto de posibles políticas restrictivas desde Washington. Las empresas mexicanas deben prepararse para un entorno más volátil, adaptando sus cadenas de suministro y buscando diversificar sus mercados de exportación. A pesar de las posibles tensiones derivadas de las políticas de Trump, la relación entre ambos países ha demostrado ser resiliente en el pasado. La necesidad mutua de colaboración en temas críticos como la seguridad fronteriza, el flujo de bienes y la integración económica regional podría motivar a los gobiernos de México y Estados Unidos a buscar soluciones prácticas que beneficien a ambas naciones. Las empresas que logren adaptarse rápidamente a este entorno cambiante, diversificando sus fuentes de suministro y fortaleciendo alianzas estratégicas, estarán mejor posicionadas para enfrentar los desafíos que podrían surgir en este segundo mandato de Trump.
Esta incertidumbre, resalta la necesidad de un enfoque estratégico en la industria automotriz y logística de México, pues deberá reforzar su infraestructura y sus relaciones comerciales para mantenerse como un socio estratégico de Estados Unidos. La capacidad de adaptación será crucial para las empresas mexicanas, que deberán explorar nuevas oportunidades de inversión y crecimiento en un panorama global cada vez más desafiante.