Las ventajas de manejar un vehículo eléctrico o híbrido pueden hacer la diferencia a inclinarse a un futuro más ecoamigable.


Isa MOZO 


El mercado automotriz ha experimentado en los últimos años, un crecimiento significativo en el uso de vehículos híbridos y eléctricos. Tal transición ha despertado un interés creciente entre los usuarios, creando un debate sobre las percepciones y diferencias entre los vehículos de combustión tradicionales y los nuevos modelos eléctricos y/o híbridos.

En el caso de los híbridos, muchos consumidores no identifican diferencias sustanciales en comparación con los vehículos de combustión convencionales. Desde la perspectiva del usuario, cargar combustible y los patronesvm de mantenimiento son similares, aunque se destaca la particularidad de que el motor de combustión no siempre se enciende desde el arranque, operando intermitentemente. Por otro lado, los mild-hybrid no presentan cambios notables, ya que el motor de combustión sigue siendo el principal propulsor del vehículos.

Sin embargo, en los patrones, varían los vehículos completamente eléctricos donde se experimenta un cambio más evidente en las sensaciones de conducción. El silencio en su funcionamiento es notorio, dado que el motor eléctrico no está constantemente en marcha y la aceleración apenas genera ruido. Además, el uso del frenado regenerativo requiere una adaptación, ya que la reducción de velocidad al soltar el acelerador es notablemente más rápida.

Los cambios en los procesos de mantenimiento también son notables en los vehículos eléctricos. La menor necesidad de mantenimiento específico del sistema eléctrico en comparación con un motor de combustión se refleja en un enfoque más centrado en partes sujetas a desgaste, como frenos, suspensión y neumáticos. Además, la ausencia de emisiones contaminantes reduce la necesidad de inspecciones periódicas.

En términos de fabricación, la principal diferencia radica en la motorización y su alimentación. Mientras que en los vehículos a gasolina se instala el tren de fuerza motor-transmisión junto con un tanque de combustible y sistemas de escape, en los vehículos eléctricos se requiere un motor eléctrico y un conjunto de baterías que ocupan considerable espacio y peso.

No obstante, ambos tipos de vehículos deben cumplir con las normativas de seguridad vigentes. Desde zonas de absorción de impactos hasta sistemas de estabilidad electrónicas y dispositivos de seguridad activa y pasiva, ambos modelos deben garantizar la protección de los ocupantes.

A pesar de las diferencias técnicas en la fabricación y el funcionamiento, los vehículos, independientemente de su motorización, comparten similitudes en formas, estándares de seguridad y comodidad para los pasajeros. Los procesos de producción, desde el diseño hasta el ensamblaje final, se asemejan en gran medida, asegurando que los conductores se sientan cómodos y seguros al volante, independientemente de la tecnología que impulsa su vehículo.

En última instancia, el objetivo es claro: proporcionar a los conductores una experiencia familiar y confortable al subirse a su vehículo, sea eléctrico, híbrido o de combustión, brindando comodidad, conectividad y seguridad, elementos esenciales para un viaje placentero y seguro.

Sin duda, la movilidad sustentable ya es una realidad y el futuro de la industria automotriz. Con el propósito de contribuir a un medio ecológicamente más amigable, se han creado y modificado normativas para que la electromoviliad sea el común denominador al cabo de unos décadas, tanto en México, como a nivel mundial.



Texto original: Carlos Blanco Taracena.