Daniela SIERRA
México requiere de una política pública integral en materia de seguridad vial, que considere la educación como uno de sus ejes principales, para vincular acciones e instrumentos regulatorios complementarios a la NOM-194.
El 18 de
agosto de 2020, durante la sesión ordinaria de la Asamblea General de las Naciones
Unidas Ciudad de México, se adoptó la resolución A/RES/74/299, a través de la
cual los países miembros acordaron establecer un nuevo objetivo de seguridad
vial para los próximos diez años, luego de que en 2020 no se alcanzara la
reducción a la mitad en el número de víctimas morales y heridos graves en
accidentes de tráfico de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030.
Por lo
anterior, se proclamó el Segundo Decenio de Acción para la Seguridad Vial como
una prórroga que permitiera ser sensible ante la coyuntura tan compleja de la
que hemos sido testigos producto de la emergencia sanitaria global por
SARS-CoV-2 (COVID-19) y que ha dificultado cumplir con los objetivos de dicha
agenda.
Con el paso
del tiempo, se continúa siendo testigo de accidentes viales fatales que ocurren
en nuestro país y pueden ser prevenibles. En la Asociación Mexicana de la
Industria Automotriz (AMIA) refrendamos nuestro compromiso con la generación,
desarrollo y fortalecimiento de políticas públicas que tengan como objetivo
promover un ecosistema vial seguro para toda la ciudadanía.
Por tal
motivo, desde el sector automotriz, trabajamos de manera cotidiana en el
cumplimiento y robustecimiento de regulaciones como la Norma Oficial
Mexicana NOM-194-SCFI-2015 sobre Dispositivos de seguridad esenciales en vehículos
nuevos-Especificaciones de seguridad, cuyo objetivo es asegurar a los
usuarios productos de la más alta calidad mediante la implementación de
dispositivos que permitan proteger a los ocupantes de vehículos frente a
eventos adversos.
Sin
embargo, algunos reportes y cifras como las que nos proporciona el Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (INEGI), revelan que el 92.4% de los accidentes viables
están vinculados a errores humanos, cerca del 2% a las malas condiciones
del camino y menos del 1% a motivos imputables a los vehículos; por lo que es prioridad,
concientizar a la ciudadanía sobre aquellos factores de riesgo que deben
tenerse presentes en todo momento para evitar incidentes.
Asimismo, la AMIA reiteró que: “Reconocemos
la necesidad de visualizar en la seguridad vial un reto multidimensional para
su verdadera solución que requiere de políticas públicas integrales, así como
de la colaboración entre industria, los tres niveles de gobierno, academia,
sociedad civil y la población en su conjunto, para vincular acciones e
instrumentos regulatorios complementarios a la NOM-194”.
Es decir:
En AMIA, seguiremos procurando la construcción de canales de comunicación abiertos y cercanos con distintos interlocutores para generar esquemas de seguridad vial como los enmarcados en el Segundo Decenio de Acción para la Seguridad Vial. Para ello, es fundamental asumir la responsabilidad compartida que tenemos como comunidad para que la construcción de un futuro sin incidentes viales fatales pueda ser una realidad.
Finalmente,
se reitera nuestro compromiso de mantener un diálogo abierto y transparente con
el sector público, privado y social de México con la finalidad de trabajar en alianza
en la generación de políticas públicas integrales que fomenten la protección y
seguridad de los ciudadanos y promuevan la responsabilidad y el uso de
vehículos más seguros.